Si hace algo más de diez años los minicoches hacían furor entre hombres mayores de 50 años residentes en la Galicia rural, hoy, el ama de casa que da el salto al mercado laboral o la viuda reciente que, tras decenios de no coger un coche, busca autonomía para desplazamientos cortos, toman el relevo en el perfil de comprador de muchos microcoches.
Aparte de señoras que «ya no dependen de nadie», ni siquiera del precario transporte público parroquiano, los nuevos cuadriciclos, ya bien acabados y equipados con elevalunas eléctricos, aire acondicionado, radioCD, cuatro frenos de disco o airbag conquistan a mujeres urbanas y profesionales sin tiempo o sin ganas -quizás con algo de miedo- para sacarse el carné. Como sus colegas de pueblo, necesitan un vehículo simple y que las proteja de la lluvia. Desde Lalín, Unimotor, firma lalinense líder en cuadriciclos en el ámbito nacional confirma la evolución de un mercado en crecimiento, pese a que van quedando menos personas sin carné. Para aquellos a los que se les resistió el permiso tipo B, están hartos de empaparse en el ciclomotor o de hacer los recados en tractor, incluso cuando simplemente vieron otro confort para acudir a las ferias, el minicoche abrió vías a su movilidad... a 45 kilómetros de velocidad máxima permitida. Incluso cumple una función social para personas con algún tipo de discapacidad. Unimotor ha firmado recientemente un convenio con la Federación de Asociacións de Persoas Xordas de Galicia.
|